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A vueltas con las Fiestas

Mi última referencia fue relacionada con las fiestas patronales. Bien pues hoy en Madrid es el Día de la Comunidad, festivo por tanto. Madrid, como gran ciudad y cosmopolita no es el sitio idóneo para la participación en una fiesta. Si anuncian diversos festejos, con relación a ese momento, pero debes de ir ‘in situ’, si es que quieres participar. Nunca fui festero, no desdeño las tradiciones, pero no me gustaron las fiestas colectivas, los tumultos. Entonces dado el carácter impersonal de la ciudad grande, como decía para participar debes acudir. No es como la pequeña localidad en la que nada mas poner los pies en la calle se intuye, se vive directamente la fiesta.
Hoy en día en Madrid, además coincidiendo con la oportunidad de enlazar cuatro días festivos, los llamados madrileños de siempre, ‘usan’ estos escuetos momentos vacacionales para darse un ‘festín’ de carretera y después un difícil acomodamiento playero. Se invaden las arenas, restaurantes, de los llamados típicos que, para nada lo son, llenan los fogones, hornos de corderos, chuletas, ensaladas para dar de comer atropelladamente a esa turba ávida de aventura, pero que no es tal, salen del bullicio capitalino y se agolpan en playas, restaurante, prados, maltrechos, después de esa plaga ‘peor que langosta’ y los móviles festejan también el momento, hoy ni un ápice de intimidad. Hay que contar lo ‘bien que se está pasando’ al que no ha tenido la oportunidad de salir, en un espíritu de ‘chinchamiento’. No sé dan cuenta muchos de esos que el único que se encuentra en ventaja es el que se ha quedado, disfrutando de su parque, su cerveza y tapa del mediodía en el bar habitual, la lectura cómoda de su periódico o su libro y si a mal no viene una película elegida para contemplar en su cómodo sofá.
Resumiendo, no es que pase de las fiestas, no, pero parecen momentos de obligada diversión en grupo. Nada hay peor que a la vuelta al trabajo te encuentres con el relato de las aventuras de los excursionistas, siempre distorsionando la realidad, porque no habrá tribulaciones, todo habrá sido ‘fantástico’, se pretende poner los dientes largos al tranquilo y ‘pobretón’ que no ha participado de los tumultuarios lugares de expansión. Habrá que ampliar playas, campos y demás sitios de asueto, sino llegará el momento que después de esos placenteros viajes no tengas plaza ni para extender la toalla, de hecho ya, a veces, es como encajarla como si fuera pieza para completar el puzzle.

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